El Laboratorio de Salud Pública de Madrid ha potenciado su programa de control de alergias alimentarias, un pequeño paso en la lucha de pacientes y asociaciones.
Ana C. Callejo (@CallejoC) 29.08.2012
Hacer la compra puede convertirse en una auténtica pesadilla para una persona con intolerancias o alergias alimentarias y sus familiares. “Puede contener trazas de gluten, huevo, pescado, leche, frutos de cáscara, crustáceos, soja, apio, mostaza y moluscos” o “Fabricado en una planta que también utiliza chocolate y nueces” son dos de los enunciados que uno lee una y otra vez cuando busca algo que pueda comer entre las estanterías del supermercado. Se trata de una sensación de impotencia parecida a la que experimenta el paciente cuando sale a comer fuera y tiene que explicarle al camarero su problema.
Según ha informado recientemente el Ayuntamiento de Madrid, entre un 3 y un 7% de la población infantil y un 2% de la adulta padecen algún tipo de alergia alimentaria. Dos meses antes, Mercedes Cimarra, presidenta de la Sociedad de Madrid – Castilla La Mancha de Alergología e Inmunología Clínica, situaba las cifras de población adulta en torno al 5%. El número de pacientes y de síntomas aumenta cada año.
Debido a este incremento, Madrid ha potenciado el programa de «Control de alérgenos y sustancias que provocan intolerancias presentes en los alimentos» a través del Laboratorio de Salud Pública. Durante este año, se ha programado el análisis de más de 500 muestras que analizarán los alérgenos del gluten, la proteína de la leche, el huevo o el cacahuete, entre otros.
El etiquetado de los alimentos
En España existen una serie de normas que regulan el etiquetado de las sustancias que causan alergias e intolerancias. ¿Pero que quiere decir eso de “Puede contener trazas de…”? Utilicemos como ejemplo unas magdalenas en las que, justo al final de los ingredientes, podemos leer “Puede contener trazas de frutos secos”. En algunos casos esto ocurre porque la fábrica que elabora dichas magdalenas produce también cualquier otro producto que contiene frutos secos. Por lo tanto, aunque las magdalenas no contengan el alérgeno como tal, pueden haber sido contaminadas en el proceso de fabricación.
El problema de este etiquetado es ese “Puede”. Para una persona alérgica, la ingestión de una pequeña cantidad podría suponer desde picores y urticaria hasta un shock anafiláctico que desemboque en la muerte. Por eso, estos pacientes no pueden permitirse la duda y necesitan estar seguros al 100% de si pueden o no llevarse a la boca un alimento. Precisamente “Por un etiquetado real de los alimentos” se recogen firmas en esta petición dirigida a Servicios Sociales e Igualdad.
Leche, huevos, frutos secos, pescados, mariscos, frutas y verduras son los alimentos más alergénicos. En concreto, pescados azules, melocotones, gambas, cacahuetes, avellanas y nueces. Las personas alérgicas a algunos de estos alimentos habitualmente deben llevar encima una inyección de adrenalina. Los pacientes afectados llevan una vida normal, pero deben tener especial cuidado, estar muy concienciados, saber lo que deben hacer en caso de experimentar algún síntoma y conocer el etiquetado. Las personas alérgicas a muchos alimentos pueden tener problemas para llevar una dieta equilibrada, por lo que deben consultar a un nutricionista que les aconseje sobre alimentos sustitutivos.
Un problema añadido para los celiacos: el precio
Una persona celíaca es aquella que tiene intolerancia al gluten, proteína presente en la avena, la cebada, el trigo y el centeno. Los productos sin gluten son hasta cinco veces más caros que los normales, lo que afecta de forma severa a las familias con un miembro celíaco. Sólo los pacientes de Navarra reciben alguna ayuda del Estado, en concreto 90 euros anuales.
A partir de septiembre, el IVA de los productos sin gluten subirá de un 8% a un 10%. La Asociación Madrileña de Celíacos (AMC) ha enviado una carta de protesta al Consejo de Defensa del Contribuyente recordando que estos alimentos son de primera necesidad para el colectivo.
Existen además muchos casos de pacientes que experimentan síntomas parecidos a los de un celíaco o que no toleran algunos alimentos pero cuyo diagnóstico es complicado. Es lo que los médicos suelen denominar el “síndrome del intestino irritable”, que según una paciente que ha preferido mantenerse en el anonimato “es lo que te dicen los médicos que tienes cuando todas tus pruebas son normales”. Ella ha decidido eliminar el trigo de su dieta, y los productos lácteos los ingiere sin lactosa. “Los síntomas físicos son agotadores. Esto te crea mucha ansiedad y, en mi caso, algunos periodos de depresión”.
Comercios y proyectos de apoyo a los pacientes
Afortunadamente existen asociaciones, colectivos de padres y comercios que trabajan en mejorar la calidad de vida de los pacientes. Alervita es una tienda situada en la calle Juan Bravo, 75 (Metro Diego de León) en la que venden productos especiales para personas con alergias. Además de hacer una escrupulosa clasificación de los alimentos – sin leche, gluten, huevo o frutos secos, por ejemplo – los dependientes te asesoran y dan respuesta a todas tus dudas y problemas: “Hemos tenido casos en los que alguien viene directamente con los análisis de sangre del alergólogo para que le digamos qué puede comer y qué no”, explica una trabajadora.
Javier Martín es el dueño de la tienda. Él es quien me explica que el hombre que salía de la tienda cuando yo entraba era del Ayuntamiento de Madrid: “Ha venido a recoger algunas muestras para analizarlas. La verdad es que cada vez notamos un mayor control e implicación por parte del ayuntamiento”. En Alervita disponen de una gran variedad de productos que también pueden adquirirse desde su página web y en los que no se aplicará la subida del IVA en septiembre.
Otro proyecto interesante en esta lucha es el de CESA, una investigación participativa centrada en la formación de niños con alergias alimentarias y sus padres. Profesionales y pacientes trabajan juntos ayudándose de las potencialidades de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que ponen al servicio de la asistencia sanitaria. Actualmente están realizando un concurso de vídeos en el que podéis participar hasta el 15 de septiembre.
Este tipo de ideas son fundamentales no sólo para que el paciente conozca los riesgos y aprenda a prevenirlos sino también para que el resto de la sociedad empiece a ser consciente del problema. Muchas veces se trata de actos pequeños, como por ejemplo que el cocinero de un restaurante no manipule un alimento con el tenedor con el que previamente ha batido un huevo para evitar así su contaminación. La lucha por el etiquetado real de los alimentos, así como la apertura de más tiendas especializadas, son fundamentales para mejorar la calidad de vida del paciente.
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Muchas gracias Ana, muy interesante.
Creo que hay que ir más allá y ver de dónde salen todas estas alergias, ya que se han disparado de forma asombrosa en los últimos años. Nos vemos afectados por el estilo de vida, los tóxicos que nos rodean y que hay en nuestros alimentos, los componentes transgénicos, etc. Aquí hay más información al respecto: http://www.fondosaludambiental.org/
Creo que hay que fomentar una alimentación saludable para evitar este tipo de enfermedades en las generaciones futuras
Gran reportaje….muy interesante y con información importante para todos aquellos con problemas alergicos…Felicidades…