El Teatro Lara acoge desde el 9 de diciembre hasta el 31 de enero su exitosa obra «Burundanga», una comedia perfecta para todas las edades que os recomendamos para esta Navidad en Madrid.
¿Qué tienen que ver Celia Cruz y Eloy Arenas con ETA y un embarazo inesperado? BU-RUN-DAN-GA, una comedia de Jordi Galcerán («El Método Gronholm») que te hará morir de risa.
En Burundanga nos encontramos un clásico lío de comedia española entre una pareja de enamorados cuyo destino está a punto de decidirse por un embarazo imprevisto.
Aconsejada por su mejor amiga, Berta quiere saber si su novio la ama realmente y decide usar el suero de la verdad que conocen bien en el Caribe: «Burundanga», tal como en la famosa canción de Celia Cruz. Descubrirá no solo que su novio la ama sino que además pertenece a un grupo armado…
A partir de aquí la historia se desenvolverá de la manera más inesperada y desternillante. El mundo al revés, cargado de sorpresas y humor.
En escena, dirigidos por Gabriel Olivares, Marta Poveda, Antonio Hortelano, César Camino, un Eloy Arenas que convence y una Mar Abascal digna de aplaudir hasta rabiar.
Hay que ser muy grande para tratar el tema de ETA en tono de humor y el tándem Galcerán-Olivares lo cumple con creces.
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Una idiotez. Ir al teatro es como ir al cine: Puedes ver Ciudadano Kane o Torrente, tú eliges. Aunque el formato sea el mismo, no tiene nada que ver una película con otra. Pues con el teatro pasa lo mismo: puedes ir a ver Hamlet o Burundanga.
Hay gente que cuando pisa un teatro se emociona, y cualquier cosa que le pongas le va a gustar. Eso de estar tú sentado viendo cómo otros trabajan y se esfuerzan por agradarte hace que te vuelvas agradecido. Aunque eso no es suficiente. Ir a ver Burundanga es como ir a ver una obra, pero no de teatro, sino de esas con obreros picando el cemento, porque el guión es lamentable, de cacaculopedopis, jijijiji. Te sientas y al menos disfrutas de que estás viendo a gente trabajar mientras tú estás sentado, tocándote los huevos. Y eso mola, pero poco más.
Lo bueno de ir a ver Burundanga es que antes te tomas una caña y luego te vas a cenar. ¿Los actores? Pues cumplen, se lo creen. Me gustó bastante el que hacía de vasco, para la mierda de obra que es burundanga brilla bastante. Espero que prospere porque se sale, dentro de los límites de lo que es la obra. que son muy limitados. Las dos chicas no lo hacen mal, cumplen, habrá que esperar a verlas trabajando en una obra de verdad. Eloy Arenas me cae genial pero es un actor malísimo, siempre hace de su propio personaje “Eloy Arenas GmbH”. Cuando entras a un teatro donde actúa Eloy Arenas siempre sabes lo que te vas a encontrar, nunca sorprende. ¿Para que? Si funciona, ¿para qué cambiarlo? Su presencia asegura un año de venta de entradas de catetos.
Y ojo que no me quiero cebar con el señor Eloy, al contrario, le escucho en Onda Cero en su “Transformativo” y es divertidísimo y muy inteligente, pero eso no quiere decir que sea un gran actor, que cocine de puta madre, que folle como dios y que conduzca prudentemente. Pero seamos francos: con Eloy, y como decimos los programadores, WYSIWYG, que es el acrónimo de What You See Is What You Get (en español, “lo que ves es lo que obtienes”) No hay más. O lo amas o lo odias, es como la Pantoja.
Luego tienes el aliciente de ir a un teatro como el Lara, un teatro que se distingue por dos cosas: es cuco y pequeñito como una bombonera, con ese aire cutre y digno al que algunos llaman “solera”… aunque nunca ponen nada que merezca la pena. Allá tu.
Una idiotez. Ir al teatro es como ir al cine: Puedes ver Ciudadano Kane o Torrente, tú eliges. Aunque el formato sea el mismo, no tiene nada que ver una película con otra. Pues con el teatro pasa lo mismo: puedes ir a ver Hamlet o Burundanga.
Hay gente que cuando pisa un teatro se emociona, y cualquier cosa que le pongas le va a gustar. Eso de estar tú sentado viendo cómo otros trabajan y se esfuerzan por agradarte hace que te vuelvas agradecido. Aunque eso no es suficiente. Ir a ver Burundanga es como ir a ver una obra, pero no de teatro, sino de esas con obreros picando el cemento, porque el guión es lamentable, de cacaculopedopis, jijijiji. Te sientas y al menos disfrutas de que estás viendo a gente trabajar mientras tú estás sentado, tocándote los huevos. Y eso mola, pero poco más.
Lo bueno de ir a ver Burundanga es que antes te tomas una caña y luego te vas a cenar. ¿Los actores? Pues cumplen, se lo creen. Me gustó bastante el que hacía de vasco, para la mierda de obra que es burundanga brilla bastante. Espero que prospere porque se sale, dentro de los límites de lo que es la obra. que son muy limitados. Las dos chicas no lo hacen mal, cumplen, habrá que esperar a verlas trabajando en una obra de verdad. Eloy Arenas me cae genial pero es un actor malísimo, siempre hace de su propio personaje «Eloy Arenas GmbH». Cuando entras a un teatro donde actúa Eloy Arenas siempre sabes lo que te vas a encontrar, nunca sorprende. ¿Para que? Si funciona, ¿para qué cambiarlo? Su presencia asegura un año de venta de entradas de catetos.
Y ojo que no me quiero cebar con el señor Eloy, al contrario, le escucho en Onda Cero en su «Transformativo» y es divertidísimo y muy inteligente, pero eso no quiere decir que sea un gran actor, que cocine de puta madre, que folle como dios y que conduzca prudentemente. Pero seamos francos: con Eloy, y como decimos los programadores, WYSIWYG, que es el acrónimo de What You See Is What You Get (en español, «lo que ves es lo que obtienes») No hay más. O lo amas o lo odias, es como la Pantoja.
Luego tienes el aliciente de ir a un teatro como el Lara, un teatro que se distingue por dos cosas: es cuco y pequeñito como una bombonera, con ese aire cutre y digno al que algunos llaman «solera»… aunque nunca ponen nada que merezca la pena. Allá tu.
Vi ayer la obra, es de las pocas veces que he tenido ganas de levantarme y salirme en mitad de una actuación, y con la frustación de haber participado en la financiación de este tipo de obras… La intención de hacer un guión moderno y actual simplemente queriendo tratar el tema de ETA con humor me parece lamentable, por no decir que si le quitas ese componente, la obra se vuelve una sucesión de bromas faciles infantiles, previsibles y sin ningún tipo de atractivo, que lo gracioso de un personaje sea su tono de voz y no lo que cuenta, dice mucho del guión de una obra, es lamentable, me avergüenza que todavia haya seudoescritores que salgan al escenario con este tipo de material, es todo un despropósito…
«Hay que ser muy grande para tratar el tema de ETA en tono de humor», creo que es un tema con el que no se debería hacer humor, hay demasiada gente que ha sufrido por estos sinvergüenzas.
Vi la obra, y todo empezó bien, a partir de que salió el tema «eta» se me quitaron las ganas de reír.
Una pena no haberlo sabido antes para evitarme un mal trago.