El Colegio Gil-Díaz ya tiene sus días contados: la demolición, enmarcada dentro del plan de remodelación del Paseo de la Dirección, se efectuará en el plazo de las próximas dos semanas.
BeaBurgos 06.09.2011
Durante años amenazaban con cerrar las puertas del colegio concertado Gil-Díaz, en la calle del Sorgo del Distrito de Tetuán, hasta que finalmente, el pasado 31 de agosto, Santiago Gil, profesor y fundador del colegio, entregó las llaves al ingeniero encargado de su demolición.
El plan de renovación del Paseo de la Dirección, que más que una remodelación es una profunda transformación del paseo y todo su entorno, conlleva un complejo proyecto de expropiación, urbanización y construcción de edificios para el realojo de las familias que perderán sus casas.En el caso del Colegio Gil-Díaz la suerte lo ha llevado al adiós, la expropiación, lo que se traduce en 170 alumnos recolocados en colegios cercanos, una quincena de profesores en el paro o pre-jubilados y una profunda tristeza para Santiago y su familia, cuya historia está profundamente enraizada en la de este centro educativo.
La historia de un colegio anclado a Tetuán
En los años 50, siendo un joven veinteañero, Santiago vino a Tetuán atraído por el trabajo en un pequeño colegio de una barriada popular. Habitado por traperos, ladrilleros y obreros dedicados a diferentes oficios, esta zona del actual barrio de Valdeacederas, recibió una oleada de jóvenes españoles que emigraban del campo a la ciudad. El barrio necesitaba un servicio indispensable, la educación, y la familia de Teresa Díaz, una joven del barrio que había estudiado magisterio, decidió destinar el piso bajo de su hogar familiar para estos menesteres.
En sus inicios, lo que es ahora el Gil-Díaz no fueron más que dos aulas de clase en la planta baja de una casa de familia de Tetuán. La misma Teresa empezó a trabajar como profesora hasta que un año después llegó Santiago, de quien se enamoró. Juntos empezaron a agrandar el colegio a medida que se unían estudiantes: aquí el patio se convertía en un aula, allá el salón en otra. Así nacería el Gil-Díaz en el año 1958 y con él una familia cuya historia está indisolublemente ligada a Tetuán y a la educación: Teresa, la mujer de Santiago, que murió el año pasado, fue la directora del colegio hasta que se jubiló; entonces tomó las riendas su hija Almudena, también diplomada en magisterio, y la actual directora del mismo.
Mientras otros jóvenes se manifestaban en París, en el año 68 Teresa y Santiago daban un paso más en su propia revolución de llevar la educación a la gente con pocos recursos del barrio. El pequeño colegio familiar, privado y aconfesional, escondido en un rinconcito de Madrid conseguía la primera licencia de lo que entonces se llamaba «transformación y clasificación» – lo que más tarde conoceríamos como EGB – y con ella convertirse en un colegio concertado.
Junto a la educación primaria, en el Gil-Díaz ofrecían estudios de bachillerato libre. «Quienes estudiaban bachillerato libre se iban a examinar al instituto. Era un camino difícil, pero gracias a nuestra iniciativa muchos chicos en los 50 y 60 que no hubieran seguido estudiando consiguieron llegar a la universidad. Es un gran orgullo encontrarme hoy en día con antiguos alumnos que son ingenieros o abogados», confiesa Santiago con una emoción contenida.
El edificio que hoy encontramos en los números 68-70 de la calle del Sorgo corresponde a una ampliación del colegio que se llevó a cabo en 1976, cuando la familia Gil-Díaz pudo comprar el solar adyacente a su antigua casa y acometer las obras necesarias para responder a las necesidades de la zona. Entre otras cosas, el Colegio Santo Ángel había desaparecido y muchos de sus alumnos se matricularon en el Gil-Díaz, que llegó a albergar en su plenitud a unos 600 alumnos.
Presente y futuro del Colegio Gil-Díaz
Tomando un café en el bar de la esquina encontramos a Juan Ignacio, que no es el único que conoce bien a Santiago, toda una personalidad en la zona no solo por ser el director del colegio, sino porque además él mismo es vecino de la calle del Sorgo – vive a tan solo 20 metros del colegio -. La mujer de Juan Ignacio, su cuñado y sus hijos son todos antiguos alumnos del centro. «Mi hijo ya no quiere pasar por ahí«, confiesa. La tristeza se palpa en el ambiente. Todo el mundo saluda con simpatía a Santiago pero la pregunta es inevitable: «¿Cómo va la cosa?» «Ahí vamos. Terminando», responde Santiago.
No era nueva la noticia de la expropiación, llevaban sabiéndolo desde hacía una decada, pero quienes trabajaban en el centro soñaban con que al tiempo que se expropiaban y demolían los edificios de esta zona, se construiría un nuevo colegio en un solar vacío de la calle Capitán Blanco Argibay y crearían una cooperativa de profesores para gestionarlo. Sin embargo, el futuro parece poco halagüeño para ellos y por el momento viven en una gran incógnita, conscientes de que la continuidad es prácticamente imposible.
Una prueba del afecto que los estudiantes tienen hacia su primer colegio fue el emotivo homenaje que le rindieron el pasado 18 de junio, en donde se reunieron cientos de alumnos y antiguos alumnos en torno a sus recuerdos.
Para darle una continuidad al Gil-Díaz, al menos virtual, Ana Gómez Salcedo, una antigua alumna que hasta el día de hoy ha sido además maestra en el colegio, ha creado un grupo en Facebook: exalumnos Colegio Gil-Díaz.
Con todo, Santiago, que ya ha aceptado el fin irremisible de su proyecto vital, sueña con una continuidad, aunque sea simbólica. «Lo único que pediría es que los profesores tuvieran una oportunidad y, a título sentimental, por soñar, me gustaría que quedara constancia de que aquí hubo un colegio«.
Entrevista mantenida con Santiago Gil el 3 de septiembre de 2011:
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Yo empece en el Gil Díaz en el año 1957, cuando lo inauguraron, empece con la Señorita Tere, al año siguiente empezó D. Santiago, yo siempre estuve con la Señorita Tere, entonces solo había dos clases, una de chicas y otra de chicos . También fueron mis hermanos uno se incorporo un año después que yo en el año 1958 y el otro en el año 1965. Yo vivía en la calle Pando numero 9, en el año 1968, nos fuimos del barrio. Yo tengo muy buenos recuerdos de mi colegio, solo me arrepiento de no haber ido después de irme del barrio a visitar el colegio y a D. Santiago y a la Señorita Tere.
Con la educación que me dieron en ese colegio y el aprendizaje, entré a trabajar en una buena empresa, como administrativa, después con un poco mas de preparación y conocimientos que fui adquiriendo, entré a trabajar en otro colegio y he estado de Secretaria 27 años, por desgracia también ha desaparecido
Todo lo que soy me lo han enseñado mi familia y este colegio. Un averdadera pena. Siempre recordaré con orgullo el haber sido parte de este colegio. Mis anécdotas, mis amigos, mis recuerdos…y siempre me sentí muy querido por todos. Ojalá hubieran más colegios así.Aún vienen a mis retinas el ponerse de pie para recibir a los profesores»Buenos días señor Don Jose…).A Don santiago con sus clases de Francés, Don Heliodoro y nuestros paseos al parque para hacer educación física…La gran señorita Marisol…Que decir de las matemáticas de Don Jose….Estaba el señor don gato con la señorita raquel…Habla usted sin la licencia del entendimiento señor hervás me decía la señorita raquel…….Valores,educación,ser mejores personas el dia de mañana. En fin algún día cuando sea médico llevaré mi insignia del Colegio Gil díaz en mi graduación.
Yo también he sido alumno del colegio, al igual que algunas personas he firmado esta petición: http://actuable.es/peticiones/nuevo-colegio-gil-diaz para que en el Plan de Reordenación del Paseo de la Dirección se nombre a un equipamiento educativo (hay varios), o un parque, «Gil-Díaz», y que se instale una placa que recuerde la historia del colegio.
Asimismo, en este foro: http://www.urbanity.es/foro/urbanismo-mad/1029-madrid-reordenacion-del-paseo-de-direccion.html se está informando y debatiendo todo lo relativo a la reforma.
Un saludo,
Ricardo Ricote
Las cosas se pueden hacer bien, regular o mal….
En este caso concreto se están haciendo muy mal, el plan de remodelación del paseo de la dirección no tien nada que envidiar a las expropiaciones que se hace actualmente en China….
Creo que no debiera estar permito derribar un colegio en un barrio mientras no se haya constuido otro.
¡Mucha suerte a todos los profesores!
Mi colegio el mejor del mundo…que barbaridad que termine asi, estoy convencida de que no habra unos profesores iguales ni un colegio igual, mil gracias a todos mis profes.. Don Santiago, Don Jesus, Don Felipe, la señoria Isabel y Marisol, Don Julio, Don Eduardo , Don Jose Carro, Don Jose, La Señorita Raquel, Almudena, Ana…todos todos han hecho de nosotros personas de bien … he aprendido tanto de ellos, me da mucha pena que terminen asi con mi Cole el Cole de tantos chicos del barrio…
La mayoría de los días en las que me dispongo a ir hacia mi instituto paso por el colegio Gil Díaz. Hasta hace poco me hacia feliz recordar momentos muy agradables. Me alegraba tantísimo la idea de que mi hermano pequeño y mi hermana vivirán su infancia en el mismo sitio en el que crecí y viví el mio. Ahora, se me enoje el corazón cada vez que paso por aquel sitio y el hecho de pensar que todo se ira abajo y que la única cosa que me mantenía cerca y unida a las personas que me han ayudado a crecer y a seguir el camino correcto esta desvaneciendo poco a poco.
Simplemente no puedo creerme lo que esta pasando. Siempre pensé en que quizás hasta mis hijos llegarían a estudiar en aquel sitio tan maravilloso.
Pero bueno, una de las miles cosas que he aprendido en el colegio Gil Díaz es que no se puede evitar crecer y que para avanzar hay que dejar atrás algunas cosas, pero nunca, NUNCA OLVIDAR la importancia de ellas.
Siempre me quedara los recuerdos. Aunque la herida sea reciente algún día se cicatrizara y podre disfrutar plenamente de los recuerdos sin que me afecte tanto el hecho de que me de un vuelco el corazón, porque eso es algo que no podre evitar al pensar en el Colegio Gil Díaz.
Para mi, siempre sera el sitio mas maravilloso del mundo. Que mas que un colegio, es como una segunda casa donde me siento protegida y muy bien.
Que gran artículo y que pena de final para, más que un colegio, una institución en el Barrio (con mayúsculas). No puedo estar más disconforme con este «final». Espero que los profesores puedan montar la nueva cooperativa y salvar este pequeño giro en la memoria histórica del Barrio…