Para muchos es un personaje conocido, especialmente para los asiduos al rastro de Madrid. Se hace llamar el «Vaquero del Rastro» y no hace falta explicación para ese mote: sus botas con espuelas, su chaleco de cuero y su look del oeste coronado por la estrella de Sheriff bastan para certificar que se trata de uno de esos especímenes únicos que pueblan las calles de Madrid.
BeaBurgos (@tetuanmadrid)
Me lo encuentro por casualidad en Bravo Murillo, en en una tienda del barrio de Tetuán que se dedica a la compraventa de todo tipo de artículos y que se ha vuelto muy popular en los últimos meses – de hecho, su popularidad ha aumentado, probablemente, debido a la crisis-.
Apenas llevo conmigo mi teléfono móvil para echar una foto a este personaje, estrafalario donde los haya, con el que mantengo una larga conversación.
El Vaquero del Rastro me habla de su vida, de que su amor frustrado (su mujer lo dejó hace unos años) se canalizó hacia la colección de cómics, novelas del corazón y del Oeste, a las que se dedica en cuerpo y alma y con las que se gana la vida.El vaquero no solo las compra y vende, sino que es lector compulsivo de ellas. Ahora estoy leyendo, me dice, Acorralado, y me muestra el libro, pasa sus páginas, me cuenta el principio de la novela para animarme a leerla.
El coleccionismo, el Oeste de Hollywood, los cuentos infantiles y la moto son su vida… eso y las sonrisas que despierta entre quienes se acercan a él, con las que llena de color su espíritu y el de la ciudad de Madrid.
El vaquero, coleccionista de chascarrillos
Aunque él se haga llamar «el Vaquero del Rastro», para mí, es el rey del chascarrillo. «No pegue a su mujer, coleccione algo«, es una de las primeras frases que salen de la boca del Vaquero cuando comienzo a hablar con él. Como estas cien mil, su repertorio es infinito, y es que el Vaquero lleva años coleccionando este y otro tipo de chascarrillos satíricos.
No es lo único que colecciona: al Vaquero le gusta la cultura pop, y su moto, su inseparable compañera, es parada y fonda de miles y miles de muñequitos. Desde el repertorio infantil de Disney hasta personajes del cine clásico de Hollywood, de los superhéroes de Marvell a todos los personajes de cómics imaginables: la Pantera Rosa, Los Picapiedra, Blancanieves y los 7 enanitos, el Pájaro Loco…
Los muñecos son su alter ego, exhiben pancartas con mensajes, mensajes creados por el vaquero y que regala de voz a todo aquel que se detenga a admirar el trabajo de su motocicleta. Contra el paro, pide el Vaquero a Zapatero: «Legalice la droga y así todos nos colocamos«, y añade: «No le pido nada por la idea, y eso que llevo cuatro años en el paro». Laurel y Hardy bromean sobre la crisis mientras un Mickey Mouse policía nos quita dos puntos por no hacer el stop y Popeye grita: «Que te pego leche».
Es el mundo de nuestro particular rey del chascarrillo al que seguramente encontrarás cualquier domingo en el Rastro madrileño haciendo gala de su singular sentido del humor y deseándole a todo el mundo, con su peculiar ortografía, un «Buen viaje. Os Qiero a todos».