Fernando Pessoa, el poeta de la vida sin adornos

Enigmático personaje nacido en Lisboa en 1888, pasó la mayor parte de su juventud en Durban (Sudáfrica) y recibió su educación en lengua inglesa. A lo largo de los años, Fernando Pessoa adscribió su obra a diferentes personajes, imaginarios – o no – que se describen a sí mismos en sus obras, como hace Bernardo Soares, autor del Libro del Desasosiego

Era un hombre que aparentaba treinta años, delgado, más alto que bajo, exageradamente encorvado cuando estaba sentado, pero no tanto cuando estaba de pie, vestido con cierto desaliño no del todo descuidado. En la cara pálida y sin rasgos particulares se apreciaba un aire de sufrimiento que no le añadía interés, y era difícil definir qué tipo de sufrimiento indicaba ése aire – parecía indicar varios, privaciones, angustias, y aquel sufrimiento que nace de la indiferencia fruto de haber sufrido mucho.

Fernando Pessoa

Fernando Pessoa

Muchos de sus poemas los escribió en inglés y no fue hasta tres años después de volver a Lisboa, en 1908, que empezó a escribir en lengua portuguesa.

Se ganaba la vida como traductor y por las noches escribía en su habitación. Prolífico autor que a pesar de publicar en vida poemas y ensayos en revistas de vanguardia, dejó a su muerte una descomunal obra inédita.

Se sabe de su relación con el esoterismo, el misticismo y la masonería, llegando incluso a defenderla públicamente en El Diario de Lisboa en 1935.

Doce signos del cielo el Sol recorre,
Y, renovado el curso, nace y muere
En los horizontes que contemplamos.
Todo en nosotros es el punto donde estamos.

Ficciones de nuestra misma conciencia
Yacemos el instinto y la ciencia,
Y el sol detenido nunca recorrió
Los doce signos que no hay en el cielo.

Extracto de Glosas en Poemas Esotéricos

El último autor en Pessoa, Alberto Caeiro, refleja una relación con la vida muy alejada de la del sufriente Bernardo Soares. Una relación profunda y natural desprovista de adornos del intelecto.


A veces, en los días de luz perfecta y exacta,
cuando las cosas tienen toda la realidad que cabe en ellas,
me pregunto despacio a mí mismo
por qué atribuyo
belleza a las cosas.

¿Podría tener una flor belleza?
¿Podría tener un fruto belleza?
No, solo forma y color
y todo lo más, existencia.

La belleza es el nombre de algo que no existe
y que doy a las cosas en virtud del agrado que me producen.
No significa nada.

Entonces ¿por qué sigo diciendo que las cosas son bellas?
Sí, incluso a mí, que vivo sólo de vivir,
Invisibles, llegan hasta mí las mentiras de los hombres
Ante las cosas,
Ante las cosas que existen simplemente.

¡Qué difícil ser uno mismo y no ver más que lo visible!

De El guardador de rebaños

Fernando Pessoa

Pessoa Crowley en Lisboa en 1930

Fernando Pessoa murió a los 47 años en Lisboa. El día en que murió dictó su último poema:

Es tal vez el último poema de mi vida.
He saludado al sol, levantando la mano derecha,
Pero no le saludé diciéndole adiós,
Sino que le he hecho el gesto de que me había gustado verlo aún;
Eso es todo.

One Response

  1. Clara Luz elvis 22 agosto, 2011

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