El Ayuntamiento de Madrid está atrapado por un contrato firmado en 2013 para la limpieza de espacios y zonas verdes de Madrid por la administración de la anterior alcaldesa, Ana Botella, y cuyas condiciones se han demostrado que son insuficientes para mantener un buen nivel de limpieza en la ciudad. Si el Consistorio quisiera rescindirlo, como ha manifestado en numerosas ocasiones, debería abonar una indemnización de varias decenas de millones de euros a las empresas, algo que a día de hoy es imposible.
Ejes principales para la limpieza del Distrito de Tetuán
Como consecuencia, igual que sucede en otros distritos, la inmensa mayoría de las calles de Tetuán, sobre todo las que están situadas en los barrios de menor renta, pueden permanecer semanas sin limpiar si la compañía a la que se le adjudicó en su día la limpieza de la zona no lo estima oportuno. Esto provoca las quejas continuas de los vecinos, que en muchas ocasiones llevan meses sin ver un barrendero, mientras la porquería y los desperdicios se acumulan a su alrededor. La situación empeora en verano, cuando los barrenderos adquieren casi la categoría de seres mitológicos, por su nula presencia en las calles de la zona.
La principal razón de esta más que deficiente limpieza en muchas zonas es, además de las condiciones del propio contrato único de limpieza, que en 2013 sustituyó a los 39 que gestionaban hasta entonces esta tarea, la reducción de personal y medios y la división de las calles y plazas de todo Madrid en ejes principales y ejes secundarios, con un tratamiento diferenciado que condena prácticamente a que los ejes secundarios, la inmensa mayoría de las calles, a ser limpiados únicamente cuando así lo quieran las empresas. Y en barrios enteros de Tetuán no hay ninguna vía considerada como eje principal, salvo una o dos calles como mucho.
Así, en los barrios de Bellas Vistas, Berruguete, Valdeacederas y Almenara sólo se consideran ejes principales las calles Jerónima Llorente, Reina Victoria, Marqués de Viana, Avenida de Asturias, Lope de Haro, Francos Rodriguez, Capitán Blanco Argibay, la mayor parte de Pinos Alta y Torrijos, además de Bravo Murillo. Además, están catalogadas como zonas de limpieza obligada los soportales de la Plaza de la Remonta, las jardineras de la calle Clavelinas y la zona de Avenida de Asturias con Rafael Penagos.
La situación en los barrios de Cuatro Caminos y Castillejos, sin ser óptima, es bastante mejor que en los otros cuatro distritos, puesto que se consideran ejes principales las siguientes calles: Paseo de la Castellana, Raimundo Fernández Villaverde, Infanta Mercedes, Orense, Capitán Haya, General Yagüe, Avenida del General Perón, Hernani, General Moscardó, Comandante Zorita, Reina Mercedes, Basílica y parte de la calle Dulcinea. Además, en estas zonas se consideran de limpieza obligatoria toda la zona de Azca y los espacios que quedan en su interior, como las plazas de Carlos Trías Bertrán, Pablo Ruiz Picasso y Manuel Gómez Moreno, así como las vías que las comunican por el interior de la zona.
Zonas de obligada limpieza a diario del Distrito de Tetuán
En total, sólo algo más de 23 kilómetros de ejes del distrito son considerados como de limpieza obligatoria y diaria. Pero ¿en qué se basaron las empresas que elaboraron esta clasificación para clasificar las vías? Teóricamente, para ellos los Ejes Principales son los que tiene carácter primordial para el funcionamiento de los distritos y coinciden en su mayor parte con la Red Básica de Transporte del Ayuntamiento de Madrid. También se incluyen las calles donde hay más tráfico de peatones, se desarrolla una actividad comercial elevada, dan acceso a la red de transporte público. En resumidas cuentas, las que vertebran el resto del distrito o facilitan la conexión con otras partes de la ciudad y la movilidad de los vehículos. También se consideran como principales los espacios peatonales de interés por su uso cultural, de ocio, comercial y turístico, donde sea necesaria reforzar la prestación de limpieza.
Frente a estos, los ejes secundarios son los que tienen poco uso peatonal por su carácter residencial y no comercial, así como una circulación de vehículos no significativa. Como hemos mencionado, los ejes principales, tal como recogen los contratos, se limpian a diario. En el resto de vías la frecuencia mínima de limpieza será la necesaria para garantizar las condiciones adecuadas de salubridad y adecuación del espacio público en todo momento. El problema es que estas condiciones las fijan las empresas, con las consecuencias que muchos de nosotros tenemos nada más salir a la calle a diario. Y no sólo en Tetuán, sino en todo Madrid, aunque se ha mejorado algo en los últimos meses.
Mediados de 2013: cuando explotó el problema
Aunque ya desde principios de esta década se comenzaron a notar los efectos de una rebaja en la calidad de la limpieza en la capital, fue desde mediados de 2013 cuando la falta de limpieza se hizo evidente. En abril de ese año, el equipo de gobierno de la alcaldesa del Partido Popular Ana Botella impulsó la licitación de los contrato integrales de Limpieza y Zonas verdes de Madrid. En ese punto, Madrid arrastraba ya una importante deuda, por lo que la racionalización del gasto público en limpieza, y no la calidad del servicio, se convirtió en la máxima prioridad del Consistorio.
Entre las medidas tomadas para le nuevo contrato está la integración en uno solo de los 39 contratos que había hasta entonces, con los que se gestionaba de forma separada la limpieza, el cuidado de las zonas verdes, el cuidado de los árboles de las calles, la adecuación de parques infantiles y de mayores, el mobiliario urbano o los sistemas de riego.
Madrid se dividió en seis zonas (Tetuán está en la zona 1, junto con Centro y Chamberí y el barrio de Argüelles), y cada una de ellas se convirtió en un lote que salió a licitación pública, con un presupuesto total de 2.316 millones de euros. Los criterios de adjudicación establecieron que el 80 por ciento de la puntuación del concurso fuese la oferta económica, por lo que la licitación se convirtió en una subasta a la baja. La zona 1 la ganó Ferrovial.
Finalmente, el recorte en limpieza fue de un 47 por ciento con respecto al contrato de 2010, el anterior. Los contratos quedaron firmados por 8 años: hasta 2021, y son prorrogables hasta 2023. Entraron en vigor el 1 de agosto de 2013 y sus efectos no tardaron en llegar, tanto para los madrileños como para las plantillas de las empresas de limpieza.
Basura en las calles de Tetuán. Foto: Celia Tetuán
Se dejó de subrogar parte de la plantilla, y muchos de los trabajadores que pasaron a las nuevas empresas no fueron renovados. En total, más de 1.400 trabajadores de la limpieza desaparecieron de las calles de Madrid.
Se crearon varios ERES, y comenzaron las protestas. En noviembre de ese mismo año, la capital sufrió 13 días de huelga, y el 18 de ese mes se llegó a un acuerdo entre las concesionarias y los trabajadores. Se suspendieron los EREs, pero se iniciaron varios ERTEs de 45 días por año.
Paralelamente, se dejaron de renovar los contratos de sustitución de vacaciones de verano (los meses en que desde 2013 se han venido notando más los efectos de los recortes en limpieza), así como los de refuerzo en Navidad y durante la caída de la hoja. Tampoco se renovaron los contratos temporales para el apoyo durante los fines de semana. Es decir, no hubo despidos, pero se dejó de reforzar el servicio como se hacía hasta entonces, y se recortó sobre todo en barrenderos.
Junio de 2015: cambio de gobierno
Con este panorama se encontró el actual grupo municipal, que ocupó la alcaldía en junio de 2015, con la falta de limpieza convertida en una de las principales quejas de los madrileños. Tras analizar la situación, desde el Ayuntamiento se transmitió a las empresas adjudicatarias del servicio de limpieza que la situación no podía continuar, y se solicitó la toma de medidas. Fundamentalmente, se pidió que tuviesen el número suficiente de trabajadores para la limpieza y que los ERTEs quedasen paralizados, lo que finalmente se consiguió.
Además se modificaron algunos puntos de los contratos, como la actualización de algunos indicadores, y se pusieron en marcha por todos los distritos de Madrid limpiezas intensivas, que duraron varias semanas, y que consistían en la limpieza a fondo de una zona de cada distrito cada semana. También se contrataron algo más de un centenar de trabajadores temporales de refuerzo.
La situación mejoró algo, sobre todo en los distritos del sur de la capital. Pero quedaba mucho por mejorar, y mientras tanto, el Ayuntamiento, consciente de la situación, se encontraba con la dificultad que suponía tanto rescindir los contratos como contratar personal para la limpieza, precisamente por las cláusulas recogidas en los contratos.
Tampoco se podían modificar, puesto que gracias a un Real Decreto (en concreto, el Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre de 2015, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público) en un contrato de carácter público sólo se puede modificar lo que estuviese previamente contemplado en los pliegos de condiciones de cada contrato. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en los contratos que se firmen deberán fijarse bien las prestaciones y los presupuestos desde su redacción, puesto que si se firman no se podrán modificar a posteriori, a no ser que esté estipulado qué elementos pueden cambiar.
La caída de la hoja dejó de tener un dispositivo especial con la entrada en vigor del nuevo contrato
Por otra parte, la normativa vigente hace que contratar más personal o empresas para cubrir las carencias de las compañías encargadas de la limpieza sea muy complicado, ya que no se pueden hacer contrataciones adicionales con una finalidad que ya esté contemplada en otro contrato.
A pesar de todos estos obstáculos, se consiguen algunas mejoras, como varias ampliaciones para el control de plagas, como la galeruca del olmo, así como las que están contempladas en los contratos. También se mejoran ciertas condiciones laborales de los trabajadores, y se comienza con la recogida separada de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAES). Comienzan varias campañas de concienciación ciudadana, y se aumentan las inspecciones para sancionar las conductoras incívicas de comerciantes y ciudadanos. También se sigue negociando con las empresas para conseguir mejoras. En algunos puntos comienzan a pasar las barredoras mecánicas con cierta periodicidad, además de comenzarse antes la recogida de la hoja. Pero en muchos casos esto no es suficiente, y el 010 sigue recibiendo constantes quejas de vecinos por la suciedad.
Así las cosas, en noviembre del año pasado entra en vigor un nuevo contrato para la recogida de basuras, con bastantes novedades: más contenedores de papel y cartón (que además se limpiarán a fondo una vez al mes), mayor frecuencia de recogida del cubo amarillo, comienzo de las pruebas para la introducción del contenedor marrón para residuos orgánicos en algunos barrios y para la recogida puerta a puerta de cartón y vidrio para comerciantes en determinadas zonas, mejoras en puntos limpios, etc.
A mediados de octubre se constituye también la Mesa de la Limpieza en Madrid para estudiar la situación y tratar de encontrar soluciones a los problemas. El resultado de su estudio se presentó en enero de este año, y en relación a las conclusiones obtenidas, el Ayuntamiento anunció la puesta en marcha de varias medidas: aumento del número de inspectores (de 100 a 170), duplicar el número de kilómetros de vías principales (de 500 kilómetros en todo Madrid a 1.000), etc. Se trata por ahora del último intento del Consistorio para la mejora de la limpieza en la capital, una limpieza que sigue lastrada por unos contratos de limpieza cuya rescisión, por ahora, parece muy complicada.
gente incívica los hay en todas las partes de Madrid, pero si se limpia más a menudo la basura por el suelo no llega a notarse y mucho menos hacerse el problema que hay en la zona Oeste a Bravo Murillo. Antes de 2013 estas zonas estaban más limpias y la gente no era más cívica que ahora, la diferencia es única y exclusivamente que no se limpia, y cuando se hace no es una limpieza exhaustiva.
Gran artículo, Celia. Gracias por la información.
La verdad que la limpieza del distrito deja mucho que desear a los que vivimos al oeste de Bravo Murillo. Entre la falta de civismo de algunos vecinos y la mala gestión del anterior gobierno municipal, da pena caminar por muchas calles.
Totalmente de acuerdo, Álvaro.
Ya puede haber un ejército de barrenderos que con el civismo y la educación de los vecinos es imposible que el barrio esté limpio. Es deprimente salir cada mañana y ver, sistemáticamente, caca de perro en las aceras, bolsas de basura y toda clase de enseres en los árboles y un sinfín de papeles, latas y envases tirados. La gente es bastante sucia y deberíamos llamar la atención a todo aquel que veamos tirando cosas al suelo. No creo que vaya a cambiar nada, pero al menos le estás diciendo que es un guarro.