El Ayuntamiento de Madrid ha dado a conocer el informe sobre las causas del desplome parcial de un edificio de viviendas en Valdeacederas el pasado martes. Al parecer, según sus conclusiones, el derrumbe se produjo a causa de la fatiga de los materiales, ocasionado en origen por la combinación de dos obras efectuadas en el edificio en 1958. La primera consistió en el añadido de una planta más al bloque, que inicialmente contaba de un bajo y tres pisos (y es posible que también de un sótano).
En la segunda obra se eliminó un pilar de la fachada del bajo para ampliar el escaparate de uno de los locales, lo que provocó una sobrecarga en las dos mochetas colindantes, encargadas desde entonces de sujetar la fachada. El paso del tiempo (casi seis décadas) y el mayor peso a sujetar con un soporte menos han ido haciendo el resto hasta que parte de la fachada se vino abajo.
Como consecuencia del desplome, 43 personas se quedaron en la calle prácticamente con lo puesto. Cuarenta de ellas, entre las que hay nueve menores y tres bebés, continúan alojadas en un hotel, a la espera de que el Ayuntamiento les ofrezca una solución, adecuada a las necesidades de cada familia, para residir en el futuro.
Por ahora han podido recuperar algunos objetos personales, documentos, medicinas, ropa y mascotas, puesto que tras asegurarse de que lo que queda del edificio estaba estabilizado y no corría riesgo de derrumbe, los bomberos y técnicos del Ayuntamiento han permitido que accediesen a sus antiguas viviendas.
Los primeros en hacerlo han sido los vecinos de la letra C del bloque, la única que no se ha derrumbado y cuya estructura está completamente estable, y horas después lo han hecho los de las letras A y B, las más afectadas, ya que la cocina y el salón de dichas viviendas han tenido que ser demolidas. Aún así, han estado acompañados por los técnicos encargados de controlar el edificio y por los bomberos, que accedían los primeros a la vivienda para ver si era seguro entrar. Los vecinos también han podido recuperar algunos enseres que cayeron a la vía durante el derrumbe, y que ya han identificado como suyos.
En total hay 17 familias afectadas, originarias de Filipinas, Europa del Este y Latinoamérica, que habitaban las viviendas en régimen de alquiler. El Samur Social y varios trabajadores sociales están en contacto permanente con ellos, y ya se han entrevistado con todas las familias para conocer su situación y necesidades. Permanecerán en el hotel el tiempo que sea necesario, y se han reunido en él con responsables del Ayuntamiento para tratar su caso.
Además, el cónsul de la Embajada de Filipinas, Emmanuel R. Fernández, ha acudido al lugar donde se alojan para interesarse por la situación de los afectados por el derrumbe de dicho país, diez en total, y para ofrecer su colaboración por si necesitaban ayuda para agilizar alguna solicitud de documentación o trámite.
Los vecinos de Tetuán donan ropa y enseres
La Concejala Presidenta del Distrito de Tetuán, Montserrat Galcerán, ha comentado que varios vecinos del barrio se han acercado a la Junta de Distrito con la intención de donar diversos objetos básicos y ropa para los afectados, por lo que desde la Junta han decidido habilitar un punto para que puedan entregarlos en un centro social de la zona. Se trata del Centro Social Comunitario Josefa Amar, situado en el número 30 de la calle General Aranda, esquina con Joaquín Dicenta (Metro Ventilla).
El horario del centro es de nueve a dos de la mañana, y de cuatro a siete de la tarde. Todos los que lo deseen pueden depositar allí ropa y elementos para bebés, como pañales, que serán después enviados a las familias afectadas para contribuir a aliviar su situación, porque a pesar de haber recuperado alguna pertenencia, se han quedado prácticamente con lo puesto. Sobre todo, los vecinos de las letras A y B.
Los procedimientos de la ITE, en entredicho
A pesar de que, según recoge el informe la fatiga de materiales que ha causado finalmente el derrumbe se ha venido produciendo a lo largo de casi 60 años, el edificio había pasado la ITE en diciembre de 2013 sin que se detectasen durante la inspección fallos de tipo estructural. En un primer momento este hecho ya levantó recelos sobre los procedimientos, que es probable que hayan aumentado al conocerse los detalles del informe sobre las causas del desplome.
Varios vecinos de la zona han comentado que el inmueble no estaba precisamente en muy buen estado, por lo que también les extraña que superase la ITE. Todos coinciden en que la fachada que daba a Bravo Murillo llevaba ya bastante tiempo abombada y que se podían apreciar varias grietas en el exterior del bajo de dicha calle. Al parecer, en 2013 se habían desprendido unos azulejos de la fachada, que no se repararon, lo que parece que se achacó entonces a un problema de ornamento y no de estructura.
Estas dudas, y el hecho de que en el plazo de dos semanas se hayan derrumbado dos edificios en la capital que habían superado la ITE recientemente (el del martes en Tetuán y otro hace unos días en la calle Duquesa de Tamames de Carabanchel), han hecho que el Consistorio tome medidas.
Así, la Vicealcaldesa y Concejala de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras; y el concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato (que también lo es en funciones de Desarrollo Urbano Sostenible), han anunciado la puesta en marcha de un Plan Urgente de Inspección Técnica de Edificios para todos los inmuebles construidos en la capital en las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado. Por otro lado, Sánchez Mato ha manifestado que el edificio tenía “fallos estructurales que no son recientes y que, lógicamente, habrá que revisar los procedimientos (de la ITE), porque algo no está funcionando de manera adecuada en los procedimientos que se están realizando”.
En cuanto a lo que sucederá finalmente con el edificio, aún no está decidido. El ala correspondiente a las letras A y B no es recuperable y será demolido, pero la estructura de la letra C es estable y no presenta riesgo de derrumbe. La decisión final de la demolición completa o no del edificio correrá a cargo de sus propietarios, cuatro hermanos de la misma familia.
Fotos: Andrés Tetuan/Celia Tetuán