Madrid toma la calle contra la reforma laboral

La octava huelga general de la democracia daba paso ayer, 29 de marzo, a cientos de miles de manifestantes que protestaban en contra de la reforma laboral. En Tetuán pocos comercios cerraron, pero fueron muchos los vecinos que se acercaron a la manifestación.

Ana C. Callejo 30.03.2012

El día de la huelga general y desde primera hora de la mañana, Tetuán parecía el mismo que cualquier otro día. A lo largo de la calle Bravo Murillo, todos los comercios, supermercados, bares y demás establecimientos permanecían abiertos, a excepción de algún caso aislado. Sin embargo, en las calles más pequeñas de alrededor, podían verse pequeñas tiendas con el cierre echado.

Algunos comercios de Tetuán cerrados el día de la huelga general

Alrededor de las cuatro de la tarde, en la calle Juan Pantoja, junto a la Casa de Baños, un piquete terminaba con dos contenedores incendiados. “Los bomberos han llegado muy rápido y han apagado el fuego en menos de un minuto, pero uno de los contenedores ha quedado totalmente derretido y el otro calcinado e inservible” – cuenta Aroa Pérez, que trabaja en el Centro de Innovación Alvarado de la Casa de Baños –.

Contenedores calcinados en un piquete en Tetuán. Foto: Aroa Pérez

La Asamblea Popular de Tetuán del 15M se dejó ver y oír desde las 7.30 de la mañana. Al mediodía, en la Plaza de la Palomas se vivía un ambiente festivo donde no faltó la ya habitual batucada de la asamblea. «Sólo les faltan un par de personas que bailen mientras ellos tocan los tambores» – comentaba divertida una señora mientras escuchaba atenta la batucada -. 

Tras la comida popular realizada en la plaza, comenzó la marcha hacia el centro de Madrid a las cinco en punto, hora indicada de la salida. Unos cien vecinos salían juntos de la plaza, cifra que con seguridad se duplicó unos metros después, dado que mucho, que no se esperaban tal puntualidad, llegaron tarde y se fueron incorporando al grupo a lo largo de Bravo Murillo.

Los manifestantes iban ocupando el carril bus a su paso por Bravo Murillo y ante la mirada atónita de los viandantes que caminaban por la acera. «¡No nos mires, únete!» – gritaba la marcha – o «Mariano, Mariano, no llegas al verano». Ya en Nuevos Ministerios, y tras la decisión de continuar por la calzada, se unieron muchos más manifestantes. Aproximadamente 300 personas descendían unidas la Castellana hacia Neptuno.

Manifestación a su paso por C/ Alcalá. Foto: Ana C. Callejo

La gran aglomeración de gente que se encontraba en Cibeles hizo que inevitablemente el grupo se fuera dispersando y dividiendo, a pesar del cuidado que pusieron los miembros de la asamblea por ir esperando a todos los vecinos de Tetuán. Resultaba prácticamente imposible acceder a las calles Alcalá o Gran Vía, y aún más a la Puerta del Sol.

La anécdota en Sol la marcó un camión de bomberos con la sirena encendida que intentaba cruzar por segunda vez consecutiva la plaza abarrotada durante el discurso del secretario de UGT Madrid, José Ricardo Martínez. Varios ciudadanos se negaron a dejarles pasar, empujaron el camión y les acusaron de haber sido pagados para arruinar el discurso y la concentración. Finalmente, el vehículo tuvo que dar marcha atrás entre la multitud ayudado por la policía.

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