El pasado 4 de octubre Miguel Yunquera presentó en el Centro Cultural Eduardo Úrculo su exposición “Rincones”, una selecta muestra en miniatura de algunos de los recovecos que marcaron su vida y la de muchos otros por las calles de Madrid.
Ana C. Callejo 08.10.11
Por los altavoces suena “Video killed the radio star”, una canción para el recuerdo que empieza a poner en situación a los asistentes. En las paredes, multitud de “ambientes”, como los llama el artista, especies de “retablos” en miniatura hechos con distintos materiales – madera, azulejo, cartón… – que representan distintos rincones de Madrid: tabernas, farmacias, zapaterías, almacenes, tiendas o kioscos. Aunque eso sí, cada uno de ellos con su historia particular: “historias que me contaron y que no quiero olvidar”, como reza el titular de todos los letreros explicativos de la muestra.
Letreros que nos van relatando en voz baja anécdotas de unos lugares que años después observamos en versión diminuta: “Lo que yo llamo mi barrio lo forman las cuatro calles que hay alrededor de mi casa. (…) Este límite lo estableció mi madre, bueno, más exactamente, las madres de todos los chiquillos que formábamos la pandilla del barrio.»
La concejala del distrito, Paloma García Romero, presentó al artista como un “maestro del recuerdo”. Miguel Yunquera explicó al inaugurar la muestra que con sus obras pretende dejar constancia de otro tiempo y de cuánto hemos cambiado. Y sin duda lo consigue.
La exposición está dividida en varias partes. En una de ellas, a la que denomina “generación milagro”, se pregunta cómo sobrevivieron los niños hace unos años cuando no existían los L casei inmunitas, cuando iban en bicicleta sin casco, cuando jugaban a guerras de piedras o cuando las abuelas les mojaban el chupete en “Anís del Mono” para que dejaran de llorar.
«Conocíamos a todos los tenderos del barrio y de vez en cuando hacíamos algún recado que nos mandaban y nos ganábamos una propina para nuestras casas,» recuerda Yunquera.
«De todos los taberneros del barrio, Isidoro era el más antipático, sin embargo era el único al que podíamos pedir un vaso de agua sin que nos pusiera mala cara. Juanito el pipero decía que era muy listo, y que lo hacía para que fuéramos clientes de mayores. También nos guardaba las chapas de las botellas, con las que hacíamos carreras en el parque” (…).
Yunquera dedica también una sección de su exposición a las tabernas madrileñas, cuyas miniaturas acompaña con versos:
En Madrid, ciudad bravía
que entre antiguas y modernas
tiene 300 tabernas
y una sola librería
Las fachadas y escaparates de los ultramarinos y coloniales también aparecen fielmente retratados. Lugares que se ponían a rebosar, sobre todo los sábados, que era día de cobro y la gente iba a pagar lo fiado y hacer la compra de la semana. Personas que no aparecen en ninguna de las obras, ya que el autor capta únicamente lo permanente, los lugares, los rincones.
De visita obligatoria, la exposición de Miguel Yunquera muestra unas obras realizadas al detalle y con una precisión asombrosa. Revistas de hace años esperando en los kioscos. Fotografías colgando del escaparate de la tienda de algún fotógrafo. Publicidad de marcas que han pasado a la historia. Pizarras de algún bar en las que ha quedado escrito el menú. Capturas de pequeños instantes que os harán, al menos, esbozar una sonrisa.Rincones. Del 4 al 28 de octubre de 2011 en el Centro Cultural Eduardo Úrculo.
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