El pasado sábado 26 tuvo lugar esta Revolución de las Agujas en la Plaza de Pontejos, un oasis en medio de la vorágine capitalina, donde parece que el tiempo decidió quedarse para detenerse.
Eli Hernández, 2.11.2013
El sábado pasado pude asistir como Costurera Amiga al evento La Revolución de las Agujas, junto a otros compañeros (Javier, Juan Felipe,…), con la intención de enseñar a los que se acercasen hasta allí a coser un botón, hacer un dobladillo, y cualquier labor de costura básica que podamos necesitar en el día a día, en lo cotidiano. Y se quedó en una intención porque la que aprendí fui yo, el porqué lo verán en el vídeo:
Las frases que más escuché, las preguntas que con mayor frecuencia nos hicieron fueron: “¿Cuándo se vuelve a repetir esto?, ¿Estaréis la semana que viene?, ¿Qué es esto? ¿Quiénes sois?
Al responder a las dos primeras cuestiones y decirles que de momento iba a ser ese sábado las expresiones mostraban decepción, tristeza.Cuando les contabas el sentido que tenía todo aquello (la recuperación de antiguas costumbres, sostenibilidad, disminuir el consumo innecesario dando una nueva oportunidad a las prendas de vestir) veías las caras iluminarse, brotar las sonrisas, ilusión, justo lo que necesitamos a raudales.
Las personas que hasta allí nos acercamos sufrimos la inevitable metamorfosis tras permanecer cinco minutos intercambiando palabras o las casi seis horas que duró el evento: no había rostro que no dibujase claros signos de alegría, curiosidad, sosiego, paz.
Se generó un espacio para la comunicación, el saludo amable, se rompieron las paredes invisibles del aislamiento de la gran ciudad, se abrieron las compuertas para compartir, estar, aprender, disfrutar, crecer, ser, simplemente ser. Lo vi, lo viví, doy fe.
Al experimentarlo te preguntas cómo es posible que esto no sea ya una costumbre heredada del siglo pasado, que no forme parte de lo cotidiano en ese paraíso para costureros/as y manitas en el que reunirnos con las labores, compartir las inquietudes de cada día, las bromas, las viejas historias, los nuevos conocimientos e inquietudes y los cantos, que los hubo.
Me sumo a los que quieren y reivindican esta iniciativa como cotidiana para la plaza, la lluvia también quiere: después de dejar reluciente el lugar durante los últimos días, nos brindó el tiempo plácido que necesitábamos para vivirlo.
Desde aquí quiero dar las gracias a los que la han hecho posible y nos han dejado formar parte:
A la plataforma de Moda Sostenible Slow Fashion Spain y la agencia Quiero salvar el mundo haciendo marketing es la empresa de Servicios de Marketing y Comunicación especializada en poner en valor la sostenibilidad entre las organizaciones y grupos de interés.
A los que han colaborado: AltrapoLab, el laboratorio de Reciclaje Textil y el Atelier de Pampelmusa, el espacio creativo de Restauración.
Junto a ellos a las mercerías más legendarias de todo Madrid: Almacén de Pontejos, que tuvieron la iniciativa de prestar máquinas de coser a disposición de profesoras y las costureras amigas, y Mercería Comercial Amparo, Almacenes Cobián y Los tejidos de la Maja que nos facilitaron las agujas, dedales, tijeras y los retales necesarios para transformar la ropa.
Y a los compañeros Costureros Amigos.
Hola a todos desde Gran Canaria,
Al leer y ver el video de este artículo he sido capaz de trasladarme a ese sábado y a esa plaza llena de vida. He escuchado ese rum rum de las voces, risas, agujas, máquinas de coser y de oler la textura de las telas.
Pero sobretodo, me he trasladado a una plaza, en la que las agujas movidas por las manos de las personas, ha vuelto a vivir el sentido y el explendor que tuvo en tiempos antaños.
Gracias a todos por devolverle ese explendor y en especial a Eli por tu evocador artículo.