Por Miguel Díaz
Esta secuencia de imágenes corresponde a la manzana entre Paseo Dirección, Calle Gloxinia y Calle Villaamil, entre el 2008 (Google Street View), 2010 y 2012.
En el año 2008, en el blog «Urban Idade» descubrí este curioso edificio de viviendas y locales que ocupaba toda la manzana, siguiendo la curvatura del Paseo de la Dirección, y que según parece contaba con un corral interior, así como un interesante desarrollo de la fachada. Sin embargo llevaba tiempo en decadencia y prácticamente vacío.
En 2010 se consumó la demolición, y entonces pensé que, si el solar pasara a espacio público, el sacrificio sería por una buena razón, ya que la parcela en sí no es muy grande, las aceras eran minúsculas y dada la situación sería un buen lugar para la vida urbana. Pero como estamos acostumbrados, no fue así.
En su lugar y con exactamente el mismo perímetro se levanta un edificio de viviendas, dos alturas mayor, aprovechando la edificabilidad máxima que asigna el PGOU de manera indiferente a las particularidades de la compleja trama urbana. No se trata de la defensa de un edificio valioso por su calidad arquitectónica, pero este y otros muchos edificios y viviendas tienen un alto valor como testigos del pasado reciente del suburbio histórico de Tetuán. En su mantenimiento, puesta en valor y desarrollo de nuevos usos está la clave para reforzar la identidad del barrio.
No estoy en contra de que el propietario haga lo que le permita la ordenación urbanística, pero creo que ni el beneficio ni la memoria del común están contemplados en esta actuación, y en este caso particular, el principal damnificado es el espacio público: ni tan siquiera parece que tenemos derecho a unas aceras dignas.
En definitiva, este nuevo edificio no es más que un apilamiento interesado de viviendas, en beneficio exclusivo de los promotores, con un balance negativo para el procomún de la zona.
El proceso de revisión del Plan General de Madrid debería ser una buena oportunidad para empezar a asumir una visión en positivo del patrimonio edilicio de Tetuán, superando la asociación de «casa baja» = infravivienda. Mientras tanto disfrutemos y aprendamos de todas esas «casas bajas» que quedan en nuestras calles.
Sobre Miguel Díaz:
Miguel Díaz es vecino de Berruguete, es arquitecto y urbanista. Vive en Tetuán desde 2007
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Siempre he sido de esa misma opinión. Me alegra que haya gente que se interese por aspecto urbanistico (y al mismo tiempo cultural e histórico) del barrio.