Enviado por Alfonso Cardenal, 05.03.2013
Siempre con la misma historia…, este año a principio de año me hice una proposición, aprender inglés, ya que el año pasado conseguí dejar de fumar, tenía mucha ilusión, encontré en un centro cultural próximo a mi domicilio y gestionado por el Ayuntamiento de Madrid un lugar donde poder realizar mi sueño.
Así que en el mes de octubre después de abonar las tasas correspondientes, me encontré con un grupo de personas que al igual que yo, tenían mucha ilusión por aprender la lengua de Shakespeare, quiero recordar que en España los idiomas siguen siendo la gran asignatura pendiente. De hecho, muchos estudios sitúan a nuestro país a la cola de la Unión Europea en lo que a conocimiento de inglés se refiere. Y dentro del continente, solo tenemos un nivel ligeramente superior a Rusia y Turquía. En estos tiempos de crisis, el conocimiento de un segundo idioma se ha convertido en una herramienta fundamental para encontrar empleo.
Volviendo al tema por el que me encuentro indignado, nuestras clases eran dos horas diarias, los lunes y miércoles, al principio, bien, rompiendo el hielo, conociéndonos descubriendo nuestro nivel, cual fue nuestra sorpresa que la profesora se encuentra en estado de gestación, lógicamente esa situación no supone ningún problema ya que salía de cuentas en Diciembre, por lo que disponíamos de un trimestre para arrancar y la subcontrata que tiene el centro tendría tiempo de sobra de buscar un sustituto.
La desdicha hizo que la profesora titular (según el centro y profesora de teatro también), tuviera que coger días de baja por enfermedad, por lo que entramos en una espiral de continuos cambios de profesor, ya que cada día que íbamos había un sustituto nuevo, esa situación no hubiera tenido mayor problema, si no hubiera existido días en los que una hora antes de empezar la clase, nos llamaran diciéndonos que esa tarde no habría clase, (en mi trabajo cuando no puedo ir a trabajar por cualquier causa mi empresa automáticamente pone a un sustituto).
Por fin damos con un sustituto que endereza las clases, se me olvidaba, nos hicieron comprar dos libros que hasta la fecha no los hemos abierto. Por fin cogemos un ritmo y nos metemos en finales de febrero, la diosa fortuna provoca que según el centro el sustituto que para nosotros ya era nuestro profesor, ocasione varias bajas volviendo de nuevo a la espiral de sustituciones.
Centro Cultural Eduardo Úrculo. Foto: BeaBurgos
Pero volviendo a la situación, nos encontramos con el dilema, de que si hay que recuperar las clases a final de curso, primero nadie nos asegura que tal recuperación de esas clases se realizara, las cuales ya han sido abonadas con anterioridad, y segundo nos vemos obligados a tener que abonar el tercer trimestre, y después de comprobar el descontrol que existe en dicho centro, no estamos convencidos de que sean provechosas dichas clases ya que según comenta el centro, la profesora titular volvería a su puesto, y la dinámica adquirida hasta la fecha, cambiaría y nadie nos puede asegurar que existieran más bajas.
En definitiva como usuarios de este centro cultural, nos sentimos decepcionados con la gestión del mismo. En otras circunstancias pensaríamos que la dirección del centro tiene algo que ver con la subcontrata encargada del profesorado, quizás no es la situación, pero te hace pensar ya que el centro debería de exigir a sus subcontratados; en primer lugar un diseño curricular de las clases, para que cualquiera pueda retomar la metodología empleada y por otro el tener la capacidad resolutiva de resolver situaciones anómalas como la baja de cualquier profesor. Y sobre todo responsabilizarse de que es lo que ocurre en los mismos (compra de material que no se usa, profesores no cualificados, etc.).
Escribo esto para que tanto administración o usuarios, no dejen que nadie les engañen, ya está bien, que aunque las clases sean económicas, creo que a todos nos cuesta muchísimo esfuerzo ganar un mínimo sueldo para que terceros se beneficien de la situación actual, en definitiva el perjudicado es el de siempre.
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