Recibida el 20.10.2011
Vivo en la Calle Nogal, un miserable callejón que está justo enfrente del nº 63 de la Calle Algodonales.
Al tratarse de un callejón sin salida y abandonado de la mano de Dios, ésta es la situación:
1. Okupas
Hay casas semi-derruidas que son constantemente ocupadas por inmigrantes ilegales: alcohol, drogas, borracheras, peleas, perros sueltos, excrementos por el suelo, vómitos, etc.
El callejón está en pendiente, lo que provoca regueros de pises por todo el callejón. Y lo de los excrementos, para qué hablar. Hay otros okupas que tienen perros, y como los sacan sueltos, los animales huelen el suelo y es su jardín preferido para defecar. Por supuesto, el regalito se queda ahí hasta petrificarse porque ¡por aqui no pasa el servicio de limpieza del Ayuntamiento, faltaría más!
2. Tráfico ilegal
Justo al lado de una de estas casas ocupadas, hay un terreno. Los okupas actuales lo vaciaron y ahí han puesto su «almacén ilegal» de chatarra. Todos los rumanos de Madrid van y vienen con sus carros, lo que provoca ruidos constantes. Pero lo peor de todo son las peleas que tienen entre ellos día sí y día también, quizá porque defienden su «chiringuito».
La Policía ha venido alguna vez, quizá por la denuncia de algún vecino, pero todo sigue igual.
3. Niños sin escolarizar
Cada vez han más niños en este colectivo rumano y ninguno va al colegio. Se pasan el día entero, desde que amanece hasta la noche, en la calle.
P.D. Si se publica esto, quiero ocultar mi identidad.
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